Son infecciones de la piel, faneras y mucosas por hongos levaduriformes pertenecientes al género Candida.
La más importante es C. albicans, seguida de C. parapsilosis, C. tropicalis, C. krusei, C. glabrata, C. guilliermondii y C. dublinensis.
Son oportunistas, dependiendo en gran parte de la existencia en el huésped de determinados factores predisponentes, locales (humedad, maceración, calor…), o generales (edad, embarazo, endocrinopatías, inmunodeficiencias…).
Clínicamente, afecta tanto a las mucosas (estomatitis pseudomembranosa y atrófica, asociada a prótesis, queilitis y glositis, balanopostitis y vulvovaginitis agudas y crónicas o recurrentes) como a la piel (intertrigos de grandes y pequeños pliegues, la foliculitis y las paroniquias).
El diagnóstico es mediante estudio micológico de laboratorio, con toma de muestras adecuada, examen directo, cultivo, y ulterior identificación de la especie implicada por medio de técnicas específicas (medios cromogénicos, estudio de la morfología en placa de Dalmau y auxanogramas).
El tratamiento se basa en la corrección, en su caso, de los factores predisponentes eventualmente asociados, y en el empleo de antifúngicos tópicos (nistatina, azoles, alilaminas, morfolinas, piridonas) o sistémicos (ketoconazol, itraconazol o fluconazol).